He estado reflexionando sobre cómo las cosas cambian con el tiempo. La gente va, la gente viene. Las promesas se rompen, pero otros se hacen. Las palabras duelen, pero sanan otros. Y me di cuenta de que nada será establecido para siempre, a menos que sea cierto: la gente, las promesas, las palabras. Y los corazones rotos siempre va a estar bien de nuevo si hay estas cosas verdaderas para reconciliar y unir las piezas rotas.
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